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Preparando el camino.

LA VERDADERA OBEDIENCIA

La verdadera obediencia a Dios significa hacer lo que Él dice, cuando lo dice, como lo dice, en tanto que lo dice, y hasta que se cumpla lo que Él dice. Debemos colocar la obediencia en el primer lugar de nuestra lista de prioridades. Pero para hacerlo, tenemos que entender plenamente por qué la obediencia juega un papel tan importante en nuestra relación con Dios. Para ilustrar esta cuestión, trataremos varios ejemplos de personas en la Biblia que manejaron la obediencia de maneras muy distintas y veremos también el resultado de esto.

1.- DESOBEDIENCIA: ADÁN Y EVA
La desobediencia siempre trae consecuencias dolorosas. Algunas veces, esas consecuencias sólo afectan a la persona que peca, y otras veces afectan a los demás. Tal vez la ilustración más clara de esta verdad proviene de la historia de Adán y Eva.
Dios creó un ambiente perfecto para esta joven pareja a la que sólo dió dos mandamientos: “...Fructificad y multiplicaos...” (Génesis 1:28). Dios ha ofrecido un camino de obediencia a cada uno de nosotros, y podemos elegir entre seguirlo o hacerlo a nuestra manera.
La desobediencia es rebelión contra Dios, es una declaración del corazón en la que proclamamos que hemos elegido hacer las cosas a nuestra manera por encima de la manera de Dios.
Cuando somos desobedientes, en esencia estamos negándonos a reconocer la autoridad, el derecho y el poder de Dios en nuestra vida. En contraste, para no caer en la desobediencia, debemos poner nuestros pensamientos, acciones, palabras y metas en línea con la perfecta voluntad de Dios. Más importante aún, cuando Él nos da palabras de dirección, de sabiduría o de advertencia, debemos prestarles completa atención.

2.- OBEDIENCIA PARCIAL: EL REY SAÚL
Contrario a lo que algunas personas creen, la obediencia perfecta no significa que tenemos que ser personas perfectas. Sin embargo, obedecer a Dios requiere de una obediencia exacta. Consideremos a una persona que demostró lo que puede suceder cuando no obedecemos a Dios completamente. En 1ª de Samuel 10 podemos seguir el caso del rey Saúl y su lucha con la obediencia total.
Saúl recibió instrucciones de Dios para ir a la ciudad de Gilgal y esperar siete días hasta que el profeta Samuel se le uniera en la batalla (1ª Samuel 10:8). Saúl comenzó bien, pero a medida que se acercaba el séptimo día, se inquietó y se frustró, y finalmente decidió hacer una ofrenda sin Samuel. Justo ahí la Biblia nos dice: “Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía...” (1ª Samuel 13:10). Saúl esperó casi el tiempo suficiente, pero la obediencia parcial no es obediencia real.
Podemos leer el resultado de esta historia en los versículos 13-14: “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento del Señor tu Dios que Él te había ordenado; pues ahora el Señor hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero”.
Dios no promete que podremos ver o entender cómo es que se ha de desarrollar Su plan para nuestras vidas. En vez de ello, nos llama a obedecerle en todo momento, y a confiar en que Él unirá todas las piezas en Su tiempo. Esto significa que muchas veces tendremos que esperar, pero cuando lo hacemos en obediencia Dios bendecirá el resultado.

3.- OBEDIENCIA COMPLETA: NOÉ
Al leer acerca de la vida de Noé en Génesis capítulos 6-9, vemos una clara imagen de la obediencia completa. Cuando Dios llamó a este hombre a que hiciera algo extraordinario, una tarea que parecía tanto imposible como ilógica, Noé cumplió sin hacer preguntas. Obedeció a Dios a pesar de lo que los demás pensaban de él. Asimismo, cuando elegimos el camino de la obediencia también debemos estar preparados para las reacciones negativas que sin lugar a dudas recibiremos de los demás.
Noé fue en hombre que eligió caminar con Dios en medio de una sociedad corrupta. De hecho, era tan maligna que Dios optó por destruir a todo ser humano sobre la faz del mundo a excepción de una familia. Sólo podemos imaginar lo que estas personas malvadas debieron haberle dicho a Noé al observarlo día tras día.
A partir de la vida de Noé, podemos deducir una clave importante para la obediencia: Cuando Dios nos dice que hagamos algo, no debemos centrarnos en las circunstancias, ni en las personas que nos harían desistir de llevar a cabo las instrucciones de Dios. Si Noé hubiese comenzado a escuchar a sus críticos, no habría construido el arca y habría sido arrasado junto con el resto de la tierra. En vez de ello, eligió serle absolutamente obediente a Dios.

4.- OBEDIENCIA SUPREMA: JESÚS
La carta a los Filipenses registra este hermoso pasaje: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Por último, consideremos la vida de Jesús. Él fue perfecto, Dios mismo en forma humana. Podemos aprender incontables lecciones de Su vida. Aun cuando no podemos ser perfectos e intachables como lo fue Cristo, el Espíritu Santo nos habilita para obedecer a Dios. Si esto no fuera posible, Dios no sería justo. Por lo tanto, Dios mismo nos ayudará a obedecer en lo que sea que Él requiera de nosotros, bien sea con dolor o con gozo, que nos deje beneficios o que nos demande un alto costo.
El Dios a quien servimos está lleno de Gracia y de Amor, es Indescriptible y Maravilloso. La obediencia tiene que ser una prioridad en la vida de todo creyente. Es la única manera en que podremos llegar a ser la persona que Dios quiere que seamos.
Cuando invitamos a Jesús como nuestro Salvador, nuestro primer acto de obediencia fue el invitarlo a nuestro corazón. En el momento que hacemos esta oración, el Espíritu Santo entra en nuestro corazón, y viene a capacitarnos para andar en obediencia delante de Dios, en Su fortaleza y Su poder.

“Y estando prontos para castigar toda su desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. 2ª Cor. 10:6

Comenzaremos una vida de obediencia cuando apliquemos los siguientes principios a nuestra vida:

1.- Confiar a Dios nuestra vida y dejar las consecuencias a Él.
2.- Aprender a esperar en el Señor.
3.- Aprender a obedecer la Palabra de Dios.
4.- Aprender a escuchar la voz del Espíritu Santo.
5.- Aceptar los caminos de Dios.

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