“He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino....parte cayó en pedregales....y parte cayó entre espinos....pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tenga oídos para oír, oiga.”
Mateo 13:1-9
Uno de los obstáculos más grandes para vivir una vida abundante es el egoísmo. Mientras tengamos nuestra mirada en lo que queremos o necesitamos, nunca experimentaremos lo mejor de Dios, pero si en realidad deseamos crecer, tenemos que aprender a ser dadores.
La Escritura dice así: “… todo lo que el hombre sembrare; eso también segará”. (Gálatas 6:7) Encontramos el principio de sembrar y segar a lo largo de la Biblia. Así como el agricultor tiene que sembrar algo antes de ver la cosecha, nosotros también debemos sembrar alguna buena semilla en nuestra familia, carrera profesional, negocio y relaciones con otros.
¿Qué pasaría si el agricultor decidiera que en realidad no sentía ganas de sembrar, que estaba cansado, y sentía que debiera sentarse con la esperanza que quizá llegaría la cosecha? ¡Se quedaría esperando durante toda la vida! El sembrador tiene que poner semilla en la tierra, y ese es el principio establecido por Dios. Nosotros también cosechamos cosas buenas, si es que hemos sembrado cosas buenas. Si nosotros queremos cosechar alegría, tenemos que sembrar semillas de alegría al alegrar a otras personas. Si deseamos segar bendición financiera, tenemos que sembrar semillas monetarias en las vidas de otros. Si deseamos segar amistades debemos sembrar una buena semilla de amistad en alguien más. La semilla siempre tiene que ir por delante, tiene que guiarnos.
La razón por la cual mucha gente no está creciendo es porque no está sembrando, está viviendo una vida egocéntrica, y a menos que cambie su énfasis y comience a ver por otros, probablemente se quedará en esa condición.
DIOS SUPLIRÁ.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:19
Cuando nosotros suplimos la necesidad de otras personas, Dios ha prometido que Él se encargará de que sean suplidas nuestras necesidades. Si deseamos ver que llegue la sanidad y la restauración a nuestra vida, necesitamos ayudar a otros para que sean sanados.
La Escritura dice que hay dos cosas que debemos hacer en tiempo de dificultad: Primero, tenemos que confiar en el Señor; y segundo, debemos salir y hacer lo bueno. Salgamos a sembrar algunas semillas. Si necesitamos un milagro financiero, necesitamos sembrar. Si no necesitamos dinero, hagamos alguna labor física por alguien más: cortarle el césped al vecino, lavarle el auto, las ventanas de su casa, preparar un rico pastel para regalarlo. Hagamos algo para hacer caer semillas en la tierra.
Si nos sentimos solos o necesitamos amigos, no debemos quedarnos sentados día tras día, solos y tristes. Busquemos a otra persona sola, a un anciano en un asilo, a otra persona que se sienta sola y seamos sus amigos. Vayamos a un hospital y acompañemos a alguien. Si comenzamos a sembrar semillas de amistad, Dios le traerá alguien a su vida para darle bendición. Al hacer felices a otros, Dios se encargará de que su vida sea llena de gozo.
EN TIEMPO DE NECESIDAD, SEMBREMOS UNA SEMILLA.
Un pasaje en la Biblia dice así: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado” (Proverbios 11:24-25). Si procuramos dar generosamente a los demás, Dios se encargará de que nuestra vida sea refrescada, aun y cuando estemos pasando por un desierto árido.
En tiempos de dificultad, no nos sentemos a autocompadecernos, sembremos semillas. Además, no es necesario tener un problema para comenzar a sembrar, ya que constantemente deberíamos buscar la manera de ser una bendición, no sólo cuando nos encontremos en aprietos. La Biblia dice que si hacemos esto, las bendiciones de Dios nos perseguirán y alcanzarán.
HAGAMOS ALGO FUERA DE LO NORMAL.
“Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que el Señor había dicho por Elías.” 1 Reyes 17:16
Aprendamos a extender la fe haciendo algo fuera de lo normal. Si deseamos recibir una cosecha extraordinaria, sembremos una semilla extraordinaria. En lugar de quedarnos viendo la televisión en casa todas las noches, ¿por qué no pasar un poco de ese tiempo haciendo algo bueno por alguien? En lugar de irnos a cenar a un restaurante muy caro, ¿por qué no ahorrar ese dinero y sembrarlo? Si normalmente damos, extendamos nuestra fe un poco. Sembremos un poco más de semilla y veremos lo que Dios hará. La Escritura dice: … “porque con la misma medida con que medís, os volverá a medir” (Lucas 6:38). En otras palabras, si damos con una cucharita, nos darán con una cucharita; si damos con una pala, se nos devolverá con una pala, y si usamos para dar un camión de carga, ¡entonces recibiremos camiones de bendiciones en nuestra vida!
LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA.
La Biblia dice claramente que “El que siembra escasamente, también segará escasamente…” (2 Corintios 9:6) Si no estamos conformes con el lugar en el que estamos en la vida, incrementemos la cantidad de semilla que estamos sembrando, porque el tamaño de nuestra cosecha depende de la cantidad de semilla que hayamos sembrado. Es cierto que algunas personas con entradas limitadas, muy apenas logran cumplir con todas sus responsabilidades cada mes, pero sabemos que los principios de Dios son verdad, y es importante que las personas con más necesidad sigan sembrando. Sin duda verán la bendición.
NO PODEMOS ROBALE A DIOS Y ESPERAR SU BENDICIÓN.
“Honra al Señor con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia...” Proverbios 3:10
Tenemos que reconocer que Dios no necesita de nuestro dinero, ni de nuestro tiempo, ni de nuestros talentos, porque cuando Dios nos pide que demos algo, no es porque Él quiera algo de nosotros, es porque quiere que sembremos semillas en la tierra para luego levantar una cosecha. Dios sigue las leyes que él estableció, y si no sembramos, entonces no segaremos. Es así de sencillo. Pero si somos fieles y hacemos lo que Dios pide de nosotros, él honrará la ley de sembrar y segar.
Comencemos a dar ahora mismo, no esperemos a tener más de lo que ahora tenemos. Si no podemos ser fieles en lo poco, ¿cómo nos podrá confiar más el Señor?
La Escritura no es ambigua al hablar de este tema cuando dice: “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:6).
Cuando honramos a Dios, el siempre nos honra. Es interesante que el único lugar donde Dios nos dice que le podemos probar en algo, es en el área de nuestras finanzas. Si somos fieles y demostramos que podemos ser buenos administradores de lo que por gracia él nos da, entonces no habrá límites para todo lo que Dios hará en nuestra vida.
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