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Preparando el camino.

LA MAYORDOMÍA EN NUESTRO CUERPO.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1ª Corintios 6.20

¿Cómo determinas tu norma de moralidad?
• ¿Por tu conciencia?
• ¿Por lo que dice la gente?
• ¿Por las circunstancias?
• ¿Por Cristo?

La Biblia nos enseña que Jesús vivió para agradar a Dios y nosotros debemos seguir el ejemplo de Jesús, para vivir agradando a Dios con nuestros cuerpos.

“Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.” 1ª Pedro 4:2

La conversión implica la renovación de nuestra mente, lo que resulta en un cambio de estilo de vida. Para convertirse a Cristo, uno debe cambiar su opinión respecto a quién es Cristo y a lo que hizo en la cruz para presentarnos a Dios perfectamente restaurados a la justicia. En el libro de Romanos 8:8 dice: “los que viven según la naturaleza de pecado no pueden agradar a Dios”. Debemos de tener la mente y el espíritu de Cristo.

Dios preparó para Cristo un cuerpo que Él pudiera ofrecer, y nosotros también necesitamos ofrecer nuestros cuerpos al Padre. Nuestras vidas se usarán para promover la causa de Cristo o para estorbar sus propósitos y favorecer los deseos y planes del enemigo. El impacto de nuestras vidas depende de a quién le cedemos nuestros cuerpos.

Nosotros reflejamos para el mundo la naturaleza de Dios cuando lo glorificamos a Él en nuestros cuerpos. 2ª Corintios 4.7 dice: “tenemos este tesoro (el evangelio de Cristo) en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. La vitrina del evangelio es el cuerpo del cristiano. Nuestros cuerpos deben estar limpios y llenos de Cristo.

Controlando nuestras palabras
Hoy en día algunas filosofías dicen que el controlar nuestras palabras puede conducir a ansiedades represivas; Sin embargo, el tener una lengua descontrolada también puede dañar la salud física y mental. ¿Cuál, pues, es la respuesta? La respuesta es permitir que Cristo viva en nosotros y nos llene de Su Espíritu, lo cual conduce a la paz y palabras rectas.

¿Por qué deberíamos ser mayordomos de nuestras acciones?

Porque nuestras acciones proceden de lo que hay en nuestro corazón.

“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.” Mateo 15.18






Nuestra mente
¿Cómo puede ser pura nuestra mente?
Pensando en las cosas de Dios ¡estando ocupados con Cristo!

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,” 2ª Corintios 10.5

El orar nos mantiene concentrados en Dios y no en nuestros problemas. El
Agradecer a Dios nos ayuda a recordar que Él tiene nuestras vidas bajo su control, y desea que estemos en Su presencia.
¿Cuál es el resultado de tener nuestra mente centrada en Dios?

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26.3

Nuestro testimonio afecta en nuestro trabajo
Cuando nuestro trabajo está por debajo de las normas aceptables, ello repercute sobre nuestro testimonio. Por ejemplo: Si no somos espirituales en completar el trabajo por mala administración del tiempo u otras cosas que dependen de nosotros, nuestros compañeros de trabajo supondrán que Cristo no ha tenido buena influencia en nuestra vida diaria. Esto se aplica a toda área de nuestro trabajo, incluyendo nuestra actitud, nuestra honradez, y el modo como tratamos a los demás.

Cuidando nuestros ojos
Hoy en día el mundo trata de seducirnos de muchas maneras, especialmente mediante estímulos visuales. El peligro está en acostumbrarnos tanto a la tentación visual que no nos demos cuenta y corramos el peligro de deslizarnos.
Cualquiera que sea la norma del no cristiano, la norma del cristiano es clara. Su cuerpo es un depósito sagrado que proviene de Dios; el cristiano debe restringir y preservar las funciones de su cuerpo para el propósito diseñado por Dios.

El concepto bíblico de sexualidad
Es importante ver que en nuestros tiempos el concepto de sexualidad está completamente equivocado, Dios desea que nosotros estemos completamente ajenos a este concepto y saber que la sexualidad es un don de Dios, bueno y santo, es para expresarse dentro de los límites matrimoniales. La sexualidad necesita del matrimonio para expresarse correctamente y a su vez el matrimonio necesita la sexualidad para estar completo. Los dos son interdependientes en el designio de Dios.
Génesis 2.18-25 Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo, así que Él instituyó el matrimonio.
El amor matrimonial se compara al amor de Cristo por la iglesia. Es de suma importancia entender que Dios creo el matrimonio para toda la vida, y sólo de esa manera la sexualidad puede ser bendecida por Dios.

A fin de mantener nuestros cuerpos puros para Cristo, debemos:
• Dedicarlos a Dios (Romanos 12:1-2)
• Entregar los miembros del cuerpo no al pecado, sino a Dios (Romanos 6:11-13)
• Vivir por medio del Espíritu Santo (Gálatas 5:16-17).

Debemos ser ejemplo para el mundo en nuestro hablar, conducta, amor, fe, y pureza. ¡Hagamos todo para la gloria de Dios!

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